Hace 7 años empecé a practicar el deporte del ciclismo de montaña. Como la mayoría empecé con mi bicicleta viejita, no sabía nada de nada respecto a los avances tecnológicos aplicados a las bicis, componentes, materiales y menos gamas. Mi bicicleta tenia poco más de 10 años de antigüedad, pesada, pesada y claro con lo básico. Aun así y con mucho entusiasmo empecé junto con un grupo de amigos a salir en grupo. Ahí empezó todo.
Las primeras salidas (urbanas, por cierto) me costaban un trabajo físico que sentía que el corazón y por lo menos un pulmón saldrían de mi cuerpo en cualquier momento. Recuerdo que la segunda semana en la rodada con mi grupo de noche sentí que no tenía sentido sufrir así ¿por qué? En mi mente busqué motivos para abandonar, preparaba mi pretexto para no salir más el día siguiente en fin me buscaba excusas, sin embargo, siempre que terminaba la ruta algo dejaba en mi que me hacía regresar y regresar.
Han pasado algunos años y ahora sé que eso que te hace regresar y regresar es el sentimiento de logro. Mi primer reto era imposible, estaba nervioso, con miedo, sentía que algo me iba a pasar eran muchísimos kilómetros en bicicleta, nunca había hecho eso, en fin, con el empujón de mis amigos el “anímate” siempre, me hicieron inscribirme y claro llegado el día ya iba con otra bicicleta más profesional, ligera, llena de tecnología, en fin “un avión”.
Claramente sufrí y en serio sufrí, hubo momentos en los que quise llorar, pero no podía regresar así, que la única opción era seguir adelante, veían gente a mi alrededor vencida, lastimada o exhausta y eso no fue para nada motivante así que decidí no ver más y seguir y seguir. Hable conmigo y me convencí de que sí podía lograrlo y justo después de esa micro platica mental conmigo mismo todo fue diferente empecé a ver gente rebasándome, gente mucho más grande que yo, hasta uno que otro niño y fue ahí donde me propuse ser más fuerte y subir el ritmo con inteligencia y constancia. En retrospectiva lo que pasó es que deje de pensar en el no puedo, en el no podremos y vi lo que sí se puede hacer y lo hice. Al final complete mi reto llegue a meta con mi grupo y sentí un gran sentimiento de logro poco más de 40 kms, de montaña, terracería, y piedras, lo había logrado, no me la creía y luego como trofeo final mi familia en linea de meta brincando, recibiéndome, mis hijos abrazándome y felicitándome “Día feliz”.
Después de esto y con el paso de los años siguieron más retos que aun siguen poniéndome un poco nervioso, pero me atrevo y siempre lo logro y siempre está ahí. ¡El sentir que lo logré! Ahora 50 kms son mi salida sabatina y sé que lo que venga aun con miedo, sin equipo, lo intentaré porque este deporte me ha enseñado que hay caminos tan difíciles, empinados y llenos de obstáculos que siempre te van a hacer querer tirar la bici y renunciar enojado y luego subirte a la camioneta que viene atrás cuidándote (tu red de seguridad) pero sé que ese tipo de caminos no duran para siempre, por lo que hay que mantener el ritmo, seguir adelante y no parar porque sabes que adelante está lo que siempre buscas y en algún momento llegarás si y solo sí no te detienes.
¿Qué rescato de esta breve historia?
1.- No todo en la vida es ir a trabajar y regresar a casa y repetir esto por años. Date tus tiempos averigua lo que te gusta y ve por ello. Muchos han tenido la fortuna de encontrarlo y les salva la vida en algún momento de desesperación, así que, búscalo si no la sabes aún.
2.- Cuando decidas que vas a hacer algo, empieza sin nada, con una mano atrás y otra adelante, con miedo, nervios y temblores. ¡Pero empieza! Atrévete a sentir y a gozar una pasión tan personal y tuya que te haga cada vez más fuerte.
3.- Cuando empiezas a generar pretextos para renunciar te autosaboteas, te equivocas y no piensas bien. Mejor piensa en lo bien qué se siente cuando lo logras y verás que seguirás adelante sin voltear atrás.
4.- No todos los momentos serán buenos, habrá obstáculos y golpes tan fuertes que te harán romperte eso es seguro. Lo que también es seguro es que no durará por siempre si sigues adelante con ritmo, entusiasmo y ganas de avanzar hacia eso que te gusta ser y sentir.
5.- Por último, ¿qué tiene que ver el ciclismo con las ventas? Bueno, personalmente creo que la acción de buscar ¿quién me compra?, ¿cómo se lo vendo?, ¿cómo lo convenzo?, ¿cómo retengo a mis clientes?, ¿cómo genero más negocios? son esa parte pesada del principio. Es decir; requieres práctica y práctica para estar en forma y seguir adelante igual que en la bici, las ventas son práctica y más práctica. Ya con eso en mente logras éxitos, mejores clientes, más productos y más utilidades ¿no? Así que cuando quieras avanzar y te das cuenta de que sí puedes, solo lo haces, te avientas y lo logras, como en la bici, cada reto un nuevo cliente y cada nueva venta un nuevo logro, así que; como el ciclismo las ventas son un proceso que tiene un ciclo que debemos entender y seguir para al final elegirlo como parte de nuestra vida sabiendo que nunca te vas a arrepentir.